lunes, 27 de diciembre de 2010

TU MIRADA




Quisieron poner nombre a tu mirada, también acento, pero no pudieron porque el lenguaje de tu pupila era más amplio que el vocabulario de cualquier lengua.
Quisieron poner bandera a tus caricias, pero no supieron, ni encontraron colores para definirlas, porque por muchas pinceladas que hallaban no había nacionalidad en el mundo donde inscribir tus besos.
Quisieron encarcelar tu piel en la cárcel de la crítica y la opinión, pero erraron de nuevo, porque se escapó entre las rejas de la diversidad y la palabra.
¿Qué más da?, pensaba yo. Que tus ojos sean claros u oscuros, que tu piel sea tostada o clara. ¿Y tú pelo? Qué más da como fuera si fue allí donde me perdía todas las noches entre aires distintos y encuentros ocultos.
Quisieron que me perdiese en el laberinto del silencio pero no supieron que la palabra desató mis ganas de vivir para descubrir la diversidad de cada sueño, no supieron que con tu palabra encontré el sentido de las mías, no sabían que mientras tú y yo hablábamos el mundo se apagaba con sus frases mal hechas
Quisieron tantas cosas, que no hicieron nada, porque tu mirada era más amplia que todas aquellas palabras encadenadas, que todos aquellos diálogos sin sentido, llenos de paradojas y antitesis, con acentos distintos y colores dispares. Tu mirada fue mi único diálogo.
Mejor, que guarden silencio.

Raquel Viejobueno Rodríguez.





TAN SÓLO...

Tan solo siento... un cansancio agotador, que me hunde y me aplasta, que me asfixia, que se hace vencedor.
Si pudiera descansar, respirar, dormir y volver a despertar. Si pudiera...

ANA MARÍA VIEJOBUENO RODRÍGUEZ.